En el rincón dorado de un sueño sin final,
donde las estrellas murmuran secretos de cristal,
allí nacen tus ojos, brillando en su esencia,
como el alba que despereza la noche en su presencia.
Eres el susurro en la brisa que me acaricia,
la melodía perdida en la vasta armonía,
y en el eco de tu risa encuentro mi hogar,
donde el tiempo se detiene, sin prisa, sin pesar.
Nuestros corazones, dos barcos en el mar,
navegan en el ocaso, buscando su lugar,
y en cada ola que se rompe contra la orilla,
encuentro un verso nuevo en tu amor, mi maravilla.
Tus manos son la brújula que guía mi andar,
y en el universo de tu abrazo, deseo eternizar,
cada latido, cada sueño compartido,
cada mirada, cada instante sin fin, vivido.
Que el sol y la luna conspiren a nuestro favor,
que las estrellas dibujen nuestro sendero de amor,
pues en el rincón dorado de un sueño sin final,
nuestros corazones se encuentran, en un abrazo inmortal.