En el rincón sereno del alma,
donde el tiempo es un susurro de seda,
resplandece una luz, pura calma,
que guía mi senda, mi vida enveda.
Mamá, en tus manos se encuentra el arte
de transformar lo simple en magia pura,
como el sol que acaricia un rosal aparte,
dando vida a la tierra con ternura.
Tus abrazos son faros en la tormenta,
y tus palabras, un consuelo eterno;
en la noche más oscura, la imprenta
de tu amor brilla, la luz en invierno.
En cada risa tuya hay un verso,
en cada mirada, un mundo entero,
y en el eco de tus pasos dispersos,
hay un sendero de amor sincero.
Eres la melodía de mi existencia,
la brújula en mi viaje incierto,
y en el latido de nuestra resistencia,
tu amor es el canto más perfecto.
Gracias, mamá, por ser mi luz constante,
mi refugio en la tormenta, mi estrella,
en cada rincón de tu abrazo amante,
encuentro la paz que mi corazón sella.