En el jardín de la vida, eres la flor más pura,
el sol que ilumina la senda oscura,
de tu sonrisa brotan los días claros,
y en tu mirar, se desvanecen los pesares amargos.
Eres el río que calma la sed del desierto,
la brisa suave que acaricia en silencio,
cada paso tuyo dibuja caminos nuevos,
y en tu abrazo, encuentro el universo entero.
Tus manos son el arte que transforma,
la caricia que al alma conforma,
en tu esencia, la fuerza se esconde,
y en tu corazón, el amor se desborda y responde.
Eres la melodía que en la noche resuena,
la musa eterna que mi verso inspira y llena,
en tus ojos veo mares de historias sin fin,
y en tus labios, susurros que acarician mi piel de jazmín.
Eres la mujer que el tiempo no puede doblegar,
auténtica, genuina, un ser sin igual,
cada día contigo es un regalo divino,
y en ti encuentro, por siempre, mi destino.
Eres la aurora que anuncia el nuevo día,
la estrella que en la noche guía,
y en tu ser, la vida cobra sentido,
mujer eterna, en ti, mi amor infinito.