En el jardín del tiempo

 

 

En el jardín del tiempo donde el reloj se detiene,
crecen las flores de la amistad en colores sin nombre,
bajo un cielo de promesas, que en susurros sostiene
el eco de risas compartidas, en un instante que asombre.

Cada hoja que cae, un recuerdo que se dibuja,
cada rayo de sol, un abrazo invisible,
las estaciones pasan, y en el corazón se acurruca
la certeza de una unión tan simple como invencible.

Las raíces entrelazadas bajo el suelo callado,
sostienen lo que no se ve, lo que no se dice en voz alta,
pues en el silencio profundo de un consejo amado,
se encuentra el consuelo que nunca se descalza.

En los senderos del jardín, caminamos sin temor,
nuestras huellas se borran, pero el amor permanece,
y en cada rincón oculto, florece el más puro ardor,
de una amistad que el tiempo eternamente enriquece.

Así, en el jardín del tiempo, donde todo es eterno,
donde cada día compartido es un regalo inmortal,
la amistad se cultiva, con un cariño tierno,
y en sus pétalos dorados, hallamos nuestro ideal.

 
Mis poemas

 

 

 

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